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Fratelli tutti

SIGNIS ALC

04 noviembre 2020

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Casa Crítica

Películas para ver y comentar a la luz de la encíclica Fratelli tutti

Películas para ver y comentar a la luz de la encíclica Fratelli tutti

P. Sergio Guzmán, S.J.*

«‘Fratelli tutti’, escribía san Francisco de Asís para dirigirse a todos los hermanos y las hermanas, y proponerles una forma de vida con sabor a Evangelio. De esos consejos quiero destacar uno donde invita a un amor que va más allá de las barreras de la geografía y del espacio. Allí declara feliz a quien ame al otro ‘tanto a su hermano cuando está lejos de él como cuando está junto a él’”, con estas palabras comienza el papa Francisco su carta encíclica Fratelli tutti sobre la fraternidad y la amistad social. A continuación recomiendo algunas películas que nos pueden ayudar a reflexionar sobre estos valores evangélicos del amor, la amistad y la fraternidad.

 

1) Hermano sol, hermana luna de Franco Zeffirelli (Italia, 1972, 130 min.)

Hermano solhermana luna es una película llena de color, belleza y poesía sobre la vida de san Francisco de Asís. En poco más de dos horas podemos contemplar a Francisco cuando regresa enfermo y arrastrando los pies después de una guerra, cuando recuerda su vida llena de lujos, cuando baja a la tintorería de su padre y se conmueve hasta las lágrimas por la miseria de los obreros, cuando empieza su conversión y se despoja de su ropa para vivir en pobreza y con más libertad, cuando se va al campo y reconstruye una vieja iglesia, cuando inspira a muchos jóvenes a vivir el Evangelio. “Él no hacía la guerra dialéctica imponiendo doctrinas, sino que comunicaba el amor de Dios. Había entendido que ‘Dios es amor, y el que permanece en el amor permanece en Dios’ (1 Jn 4, 16). De ese modo fue un padre fecundo que despertó el sueño de una sociedad fraterna” (n. 4), nos dice el papa Francisco sobre el santo de Asís.

 

2) Tocando el viento de Mark Herman (Reino Unido, 1997, 107 min.)

Durante el gobierno neoliberal de Margaret Thatcher (1979-1990), una ola de cierres de minas de carbón recorre el norte de Inglaterra. Tocando el viento nos cuenta cómo se une una banda de música del pueblo Grimley ante el inminente cierre de su mina. La banda de música del pueblo es un bastión de identidad local y también está en crisis. Danny (Peter Postlethwaite, excelente), el director de la banda, se mantiene firme ante la adversidad y anima a todo el pueblo. Recuerda que la banda ha sobrevivido a dos guerras mundiales, que saldrán adelante… En medio de la crisis, de un drama familiar, del descontento social, Danny no pierde la esperanza y motiva a todos a no dejar de tocar. A este respecto nos dice el papa Francisco: “Nadie puede pelear la vida aisladamente. […] Se necesita una comunidad que nos sostenga, que nos ayude y en la que nos ayudemos unos a otros a mirar hacia delante” (n. 8).

 

3) De hombres y de dioses de Xavier Beauvois (Francia, 2010, 120 min.)

Ganadora del Gran Premio del Jurado y el Premio del Jurado Ecuménico del Festival de Cannes de 2010, esta película nos introduce en la vida de unos monjes cistercienses en Argelia durante la guerra civil que azotó el país entre 1991 y 2002. Con un guión basado en hechos reales, con buenas interpretaciones y una fabulosa fotografía, Beauvois nos lleva al corazón de ocho monjes que, después de muchos años de rezar, sembrar la tierra y apoyar al pueblo con algunos proyectos para hacerle frente a la enfermedad y la pobreza, tienen que decidir si abandonan el monasterio ante la crecida violencia o se quedan ahí dando su vida hasta las últimas consecuencias. En esta línea son muy oportunas las palabras del papa Francisco cuando nos habla del conflicto y el miedo: “en toda guerra lo que aparece en ruinas es ‘el mismo proyecto de fraternidad, inscrito en la vocación de la familia humana’ ” (n. 25).

 

4) Los Coristas de Christophe Barratier (Francia-Suiza, 2004, 96 min.)

Los coristas es una película que toca el corazón, que conmueve, que eleva el espíritu. Clément Mathieu es un músico que llega como prefecto de disciplina a una escuela correccional: “El fondo del Estanque”. A quien primero se encuentra es al pequeño Pepinot, quien espera con ansías que su padre venga a buscarlo. Pepinot no es el único niño que espera ser salvado. Cada niño tiene su historia, sus sueños y anhelos del salir del encierro… que Mathieu, haciendo honor a su nombre (Regalo de Dios), alimentará a través del canto.  “Ojalá –nos dice el papa Francisco- que tanto dolor no sea inútil, que demos un salto hacia una forma nueva de vida y descubramos definitivamente que nos necesitamos y nos debemos los unos a los otros, para que la humanidad renazca con todos los rostros, todas las manos y todas las voces, más allá de las fronteras que hemos creado” (n. 35).

 

5) Parásitos de Bong Joon-ho (Corea del Sur, 2019, 132 min.)

Provocativa y bien llevada película que nos recuerda el cine de Alfred Hitchcock y Luis Buñuel. Parásitos se desarrolla en Corea del Sur pero podría suceder en cualquier parte del mundo donde se da el engaño, el consumismo exacerbado y una violencia que crece. En este sentido el papa Francisco nos alerta: “Si no logramos recuperar la pasión compartida por una comunidad de pertenencia y de solidaridad, a la cual destinar tiempo, esfuerzo y bienes, la ilusión global que nos engaña se caerá ruinosamente y dejará a muchos a merced de la náusea y el vacío”. Además, no se debería ignorar ingenuamente que ‘la obsesión por un estilo de vida consumista, sobre todo cuando sólo unos pocos puedan sostenerlo, sólo podrá provocar violencia y destrucción recíproca’. El ‘sálvese quien pueda’ se traducirá rápidamente en el ‘todos contra todos’, y eso será peor que una pandemia” (n. 36).

 

6) Así en la tierra como en el cielo de Kay Pollack (Suecia, 2004, 132 min.)

Daniel Daréus es un reconocido director de orquesta que, después de sufrir un infarto en un concierto, decide hacer un alto en su agitada vida: cancela todos sus compromisos de agenda y se retira a su pueblo natal para descansar y escuchar su corazón. Alejado del bullicio de la ciudad, de giras por todo el mundo, del glamour al que estaba acostumbrado, va recuperando su vida, su historia, su vocación: “Desde niño soñaba crear música que le abriera el corazón a la gente”, confiesa en un momento. En esta línea son muy oportunas las palabras del papa Francisco: “el mundo de hoy es en su mayoría un mundo sordo. […] No hay que perder la capacidad de escucha. San Francisco de Asís ‘escuchó la voz de Dios, escuchó la voz del pobre, escuchó la voz del enfermo, escuchó la voz de la naturaleza. Y todo eso lo transforma en un estilo de vida. Deseo que la semilla de san Francisco crezca en tantos corazones’ ” (n. 48).

 

7) La forma del agua de Guillermo del Toro (E.U., 2017, 123 min.)

La forma del agua -ganadora del Oscar a mejor película- es una historia fantástica de amor y redención que nos invita a no tener miedo, a ir más allá de lo conocido, a las periferias existenciales, y a encontrarnos con el otro: con aquel que no tiene voz, que está herido, que por una u otra razón ha sido abandonado, que se siente como pez fuera del agua. A propósito de los personajes que aparecen en la parábola del buen samaritano el papa Francisco nos pregunta: “¿Con quién te identificas? Esta pregunta es cruda, directa y determinante. ¿A cuál de ellos te pareces? Nos hace falta reconocer la tentación que nos circunda de desentendernos de los demás; especialmente de los más débiles. Digámoslo, hemos crecido en muchos aspectos, aunque somos analfabetos en acompañar, cuidar y sostener a los más frágiles y débiles de nuestras sociedades desarrolladas” (n. 64).

 

8) No de Pablo Larraín (Chile, 2012, 118 min.)

“René Saavedra (Gael García Bernal) es un ejecutivo de publicidad que regresa a Chile tras su exilio en México y diseña una brillante y optimista campaña que propugna el ‘No’ al plebiscito chileno de 1988. Su objetivo es poner fin a la dictadura militar y derrocar a Augusto Pinochet, con una estrategia de marketing no sa basada en el enfrentamiento y la denuncia del régimen, sino en la esperanza de un futuro mejor” (FILMAFFINITY). Esta es una película bien documentada, ambientada en los ochenta, que suena muy actual y esperanzadora. “Cada día se nos ofrece una nueva oportunidad, una etapa nueva. […] Seamos parte activa en la rehabilitación y el auxilio de las sociedades heridas. Hoy estamos ante la gran oportunidad de manifestar nuestra esencia fraterna, de ser otros buenos samaritanos que carguen sobre sí el dolor de los fracasos, en vez de acentuar odios y resentimientos” (n. 77).

 

9) Le Havre: El puerto de la esperanza de Aki Kaurismäki (Finlandia, 2011, 93 min.)

Un hombre que trabaja como bolero en Le Havre (puerto francés que da nombre a esta película) despierta y va creando una red de solidaridad en torno a un chico africano que anda de paso por el puerto y busca llegar a Londres, donde se encuentra su madre. Ante una realidad tan dura como es la migración y la indiferencia, el director explora y comunica lo más noble del ser humano y termina creando una estupenda parábola sobre la fraternidad.  A propósito del drama de la migración, el papa Francisco nos dice: “Jesús dice: ‘Fui forastero y me recibieron’ (Mt 25, 35). Jesús podía decir esas palabras porque tenía un corazón abierto que hacía suyos los dramas de los demás. San Pablo exhortaba: ‘Alégrense con los que están alegres y lloren con los que lloran’ (Rm 12, 15). Cuando el corazón asume esa actitud, es capaz de identificarse con el otro sin importarle dónde ha nacido o de dónde viene” (n. 84).

 

10) San Felipe Neri de Giacomo Campiotti (Italia, 2010, 200 min.)

En el siglo XVI, en pleno Renacimiento, pero también en medio de profundas crisis al interior de la Iglesia, aparece Felipe Neri (1515-1595), un hombre alegre y lleno de fe que reúne a un grupo de niños, con quienes canta, juega y les habla de la Buena Nueva de Jesús. En 1544 Felipe buscó a Ignacio de Loyola para ofrecerse a ir como misionero a Asia; después desistió para abocarse de tiempo completo a reevangelizar la ciudad de Roma: predicando en los mercados y las plazas, visitando a los enfermos en los hospitales, fundado oratorios… En su encíclica el papa Francisco nos aconseja: “es importante que la catequesis y la predicación incluyan de modo más directo y claro el sentido social de la existencia, la dimensión fraterna de la espiritualidad, la convicción sobre la inalienable dignidad de cada persona y las motivaciones para amar y acoger a todos” (n. 86). La película va en esta línea.

 

11) La Strada de Federico Fellini (EUA, 1954, 104 min.)

Esta película nos habla de un amor hasta el extremo (cfr. Jn 13, 1). Gelsomina es vendida por su madre al circense y brutal Zampanó. Pese a la actitud agresiva y violenta de Zampanó, la muchaha se siente atraída por este estilo de vida en la calle; sobre todo cuando su dueño la incluye como parte del espectáculo. Aunque varios de los personajes que se encuentra en el camino le ofrecen que se una a ellos, Gelsomina no se separa de su amado. En esta muchacha inocente hay por supuesto una figura crística, un amor que se entrega, que transforma, que derriba muros y distancias. Sobre este amor el papa Francisco nos dice: “Desde la intimidad de cada corazón, el amor crea vínculos y amplía la existencia cuando saca a la persona de sí misma hacia el otro. Hechos para el amor, hay en cada uno de nosotros ‘una ley de éxtasis: salir de sí mismo para hallar en otro un crecimiento de su ser’ ” (n. 88).

 

12) Mejor… Imposible de James J. Brooks (E.U., 1997, 138 min.)

Melvin (Jack Nicholson, excelente) es un escritor afamado, poco social, insensible a los problemas de los demás, lleno de manías y obsesiones. Escribe sobre la vida y el amor, pero rechaza a quienes pueden proporcionarle alguna experiencia real. La relación con su vecino Simon (Greg Kinnear) y, sobre todo, con Carol (Helen Hunt), camarera que conoce sus manías y lo atiende como él desea en el restaurante, poco a poco le ayudarán a salir de sí mismo, a abrirse a los demás, a ser compasivo, a ser mejor persona. En el n. 89 del capítulo 3 que lleva por título Pensar y gestar un mundo abierto, el papa Francisco nos dice: “el amor que es auténtico, que ayuda a crecer, y las formas más nobles de amistad, residen en corazones que se dejan completar. La pareja y el amigo son para abrir el corazón en círculos, para volvernos capaces de salir de nosotros mismos hasta acoger a todos” (n. 89).

 

13) Selma de Ava DuVernay (E.U., 2014, 123 min.)

“Esta crónica sobre la lucha del político y activista Dr. Martin Luther King Jr. (David Oyelowo) en defensa de los derechos civiles, se centra en la marcha desde Selma a Montgomery,  Alabama, en 1965, que llevó al presidente Lyndon B. Johnson (Tom Wilkinson) a aprobar la ley sobre el derecho al voto de los ciudadanos negros” (FILMAFFINITY). El tema del racismo y la ciudadanía también es abordado por el papa Francisco en su encíclica: “Hay periferias que están cerca de nosotros, en el centro de una ciudad, o en la propia familia. […] cada hermana y hermano que sufre, abandonado o ignorado por mi sociedad, es un forastero existencial, aunque haya nacido en el mismo país. Puede ser un ciudadano con todos los papeles, pero lo hacen sentir como un extranjero en su propia tierra. El racismo es un virus que muta fácilmente y en lugar de desaparecer se disimula, pero está siempre al acecho” (n. 97).

 

14) El ciudadano Kane de Orson Welles (E.U.A., 1941, 119 min.)

Charles Foster Kane (Orson Welles) es un multimillonario, magnate de la prensa, que ha estado viviendo solo en su suntuosa finca Xanadu durante los últimos años de su vida. Muere en la cama pronunciando la palabra «Rosebud» mientras una bola de nieve cae de sus manos y se hace añicos. El periodista Jerry Thompson (William Allad) investiga sobre la vida privada de Kane con el objetivo de descubrir el significado de su última palabra al morir. Reflexionemos al final de la película: ¿Cómo vivió el ciudadano Kane? ¿Qué añora antes morir? Comentemos lo que nos dice el papa Francisco sobre el individualismo: “el individualismo radical es el virus más difícil de vencer. Engaña. Nos hace creer que todo consiste en dar rienda suelta a las propias ambiciones, como si acumulando ambiciones y seguridades individuales pudiéramos construir el bien común” (n. 105).

 

15) La vida de los otros de Florian Henckel von Donnersmarck (Alemania, 2006, 137 min.)

Ganadora al Oscar como mejor película de habla no inglesa, este film nos introduce al mundo de la Alemania del Este previo a la caída del Muro. El capitán Gerd Wiesler, oficial del servicio de inteligencia y espionaje de la RDA, es designado a vigilar cada segundo al dramaturgo Georg Dreyman y su pareja sentimental, la actriz Christa-Maria Sieland. Como espectadores seremos testigos de lo que hay de bondad en los otros. “En el Nuevo Testamento se menciona un fruto del Espíritu Santo (cf. Ga 5, 22), expresado con la palabra griega agazosúne. Indica el apego a lo bueno, la búsqueda de lo bueno. Más todavía, es procurar lo excelente, lo mejor para los demás: su maduración, su crecimiento en una vida sana, el cultivo de los valores y no sólo el bienestar material. Hay una expresión latina semejante: bene-volentia, que significa la actitud de querer el bien del otro” (n. 112).

 

16) La clase de Laurent Cantet (Francia, 2008, 128 min.)

Ganadora de la Palma de oro en el Festival de Cannes, la película nos cuenta la historia de Francois, profesor de lengua francesa en una aula donde se mezclan estudiantes de procedencia, cultura y actitudes muy diferentes. Al principio los alumnos se toman la escuela y las clases como broma pero, poco a poco, gracias a la empatía y dinámica con la que el profesor lleva la clase y se interesa por los muchachos, veremos sorprendentes cambios. Sobre el papel de los educadores el papa Francisco nos dice: “Los educadores y los formadores que, en la escuela o en los diferentes centros de asociación infantil o juvenil, tienen la ardua tarea de educar a los niños y jóvenes, están llamados a tomar conciencia de que su responsabilidad tiene que ver con las dimensiones morales, espirituales y sociales de la persona” (n. 114).

 

17) Monsieur Vincent de Maurice Cloche (Francia, 1947, 111 min.)

Esta película –ganadora del Oscar a la mejor película extranjera en 1949- nos presenta la vida de San Vicente de Paúl (1581-1660): sacerdote que dedicó su vida a paliar las miserables condiciones de vida de los campesinos pobres en Francia, sobre todo después de la guerra de la Fronda (1648-1653). Fundador de la Congregación de la Misión y, junto con Luisa de Marillac, la Compañía de las Hijas de la Caridad. Hermosa película que nos recuerda lo que nos dice el papa Francisco sobre el valor de la solidaridad: “La solidaridad se expresa concretamente en el servicio, que puede asumir formas muy diversas de hacerse cargo de los demás. El servicio es ‘en gran parte, cuidar la fragilidad. Servir significa cuidar a los frágiles de nuestras familias, de nuestra sociedad, de nuestro pueblo’ ” (n. 115).

 

18) Romero de John Duigan (EUA, 1989, 105 min.)

Filmada en el estado de Morelos (México), el actor Raúl Juliá nos ofrece quizá la mejor actuación de su carrera en el papel de monseñor Romero, cuarto arzobispo de San Salvador, pastor comprometido que en sus homilías dominicales denunció numerosas violaciones de los derechos humanos y manifestó públicamente su solidaridad con los pobres y las víctimas de la violencia política de su país. Un film serio, bien documentado, impactante, que nos recuerda estas palabras del papa Francisco: “Solidaridad es una palabra que no cae bien siempre […]. Es pensar y actuar en términos de comunidad, de prioridad de la vida de todos sobre la apropiación de los bienes por parte de algunos. También es luchar contra las causas estructurales de la pobreza, la desigualdad, la falta de trabajo, de tierra y de vivienda, la negación de los derechos sociales y laborales” (n. 116).

 

19) Kolya de Jan Sverák (República Checa, 1996, 105 min.)

Louka es un músico que ha sido excluido de la orquesta de Praga por cuestiones políticas, se gana la vida tocando en funerales y reparando lápidas en el cementerio. El encuentro con Koyla, un simpático niño de 5 años, hijo de una joven rusa con quien Louka se casa a cambio de una buena suma de dinero y que luego lo abandona, irá transformando a este hombre maduro. “Cuando el prójimo es una persona migrante se agregan desafíos complejos. […] nos corresponde respetar el derecho de todo ser humano de encontrar un lugar donde pueda no solamente satisfacer sus necesidades básicas y las de su familia, sino también realizarse integralmente como persona. Nuestros esfuerzos ante las personas migrantes que llegan pueden resumirse en cuatro verbos: acoger, proteger, promover e integrar” (n. 129), nos dice el papa en el capítulo cuarto que tituló Un corazón abierto al mundo entero.

 

20) Tierra de sueños de Jim Sheridan (E.U.-Irlanda-Gran Bretaña, 2003, 105 min.)

Jim Sheridan nos cuenta la historia de una familia de inmigrantes irlandeses que viajan a los Estados Unidos en busca de mejores oportunidades de vida. Guiados por Cristy (la hija menor, aficionada al video), participamos de este viaje. Desde el comienzo, en la línea fronteriza, percibimos el dolor que embarga a esta familia: el padre, sin trabajo y casi sin dinero; la madre, con depresión; Cristy, ausente y sin pronunciar palabra; Ariel, simpática niña de unos cinco años, apenas y se da cuenta de la situación. “La llegada de personas diferentes, que proceden de un contexto vital y cultural distinto, se convierte en un don, porque ‘las historias de los inmigrantes también son historias de encuentro entre personas y entre culturas: para las comunidades y las sociedades a las que llegan son una oportunidad de enriquecimiento y de desarrollo humano integral de todos’ ” (n. 133), nos dice el papa Francisco al hablar de la migración.

 

21) Todos los caminos llevan a casa de Lee Jeong Hyang (Corea del Sur, 2002, 85 min)

Sang-Woo, un pequeño de 7 años, ha vivido toda su vida en la ciudad. Pero ahora deberá ir al campo y quedarse con su abuela, una mujer sordomuda que guarda bellos secretos en su corazón. Esta es una película dedicada a todas las abuelas del mundo, que nos habla del amor incondicional, de la ternura y la sabiduría de los ancianos.  “¿Qué es la ternura? Es el amor que se hace concreto. Es el movimiento que procede del corazón y llega a los ojos, a los oídos, a las manos. […] La ternura es el camino que han recorrido los hombres y las mujeres más valientes y fuertes. En medio de la actividad política, ‘los más pequeños, los más pobres deben enternecernos: tienen ‘derecho’ de llenarnos el alma y el corazón. Sí, ellos son nuestros hermanos y como tales tenemos que amarlos y tratarlos” (n. 194), nos dice el papa Francisco en su carta encíclica.

 

22) Matar a un ruiseñor de Robert Mulligan (E.U., 1962, 129 min.)

En la época de la Gran Depresión, en una población sureña, Atticus Finch (Gregory Peck) es un abogado que defiende a un hombre negro acusado de haber violado a una mujer blanca. Aunque la inocencia del hombre resulta evidente, el veredicto del jurado es tan previsible que ningún abogado aceptaría el caso, excepto Atticus Finch. Actuar con justicia y conforme a derecho le trae muchas enemistades y señalamientos a nuestro protagonista, pero él sigue firme en la defensa. Esta historia de un hombre noble e íntegro, nos recuerda lo que dice el papa Francisco: “una gran nobleza es ser capaz de desatar procesos cuyos frutos serán recogidos por otros, con la esperanza puesta en las fuerzas secretas del bien que se siembra. La buena política une al amor la esperanza, la confianza en las reservas de bien que hay en el corazón del pueblo, a pesar de todo” (n. 195).

 

23) Invictus de Clint Eastwood (E.U., 2009, 134 min.)

Tras ser liberado de prisión y ocupar la presidencia de Sudáfrica en 1994, Nelson Mandela (Morgan Freeman, genial) inicia una política de reconciliación entre la mayoría negra, que fue oprimida en el Apartheid, y la minoría blanca. Mandela fija su atención en la selección sudafricana de rugby que pasa por una mala racha y no cuenta con el apoyo de la población negra; convoca al capitán del equipo François Pienaar (Matt Damon) y juntos se empeñan en lograr un cambio de mentalidad en el pueblo y orientarla a la unidad nacional. Al hablar sobre La mejor política el papa Francisco nos dice: “reflexionando sobre el propio pasado la pregunta no será: ‘¿Cuántos me aprobaron, cuántos me votaron, cuántos tuvieron una imagen positiva de mí?’. Las preguntas, quizá dolorosas, serán: ‘¿Cuánto amor puse en mi trabajo, en qué hice avanzar al pueblo, qué marca dejé en la vida de la sociedad, qué lazos reales construí, qué fuerzas positivas desaté, cuánta paz social sembré, qué provoqué en el lugar que se me encomendó?’ ” (n. 197).

 

24) Amélie de Jean-Pierre Jeunet (Francia-Alemania, 2001, 122 min.)

“La película narra la historia de la joven camarera Amélie Poulain, quien el mismo día que se entera de que Lady Di fallece en un accidente de tráfico, descubre que en su baño hay una pequeña caja que contiene juguetes, fotografías y cromos que un chico escondió cuarenta años atrás. Decide entonces buscarlo y entregarle la caja. Una vez (que) hace la devolución de la caja y nota la positiva reacción de su dueño, Amélie tiene un nuevo propósito para su vida: lograr que las personas que están a su alrededor se sientan felices” (WIKIPEDIA). El papa Francisco dedica algunos números en su encíclica al tema de la amabilidad: “El individualismo consumista provoca mucho atropello. […] Sin embargo, todavía es posible optar por el cultivo de la amabilidad. Hay personas que lo hacen y se convierten en estrellas en medio de la oscuridad” (n. 222).

 

25) Paterson de Jim Jarmusch (E.U., 2016, 113 min.)

“Sin amor ¿qué razón hay para nada?”, se pregunta y nos pregunta el protagonista (Adam Driver, estupendo): un joven conductor de autobús, hombre afable y tranquilo, que vive con su encantadora esposa (Golshifteh Farahani) y en sus ratos libres escribe versos libres en un pequeño cuaderno, a manera de su admirado William Carlos Williams, también criado en Paterson. Al adentrarnos a la película podemos tener presente lo que nos dice el papa Francisco en su carta encíclica: “Hoy no suele haber ni tiempo ni energías disponibles para detenerse a tratar bien a los demás, a decir “permiso”, “perdón”, “gracias”. Pero de vez en cuando aparece el milagro de una persona amable, que deja a un lado sus ansiedades y urgencias para prestar atención, para regalar una sonrisa, para decir una palabra que estimule, para posibilitar un espacio de escucha en medio de tanta indiferencia” (n. 224).

 

26) Chocolate de Lasse Hallström (Reino Unido, 2000, 121 min.)

La película nos remonta hasta el año 1959  -año en que el papa Juan XXIII sueña y anuncia la celebración de un concilio-, donde en un plano de vuelo somos llevados hasta una aldea gris y fría de la campiña francesa. En la iglesia del pueblo, a puertas cerradas, el sacerdote anuncia el comienzo de la cuaresma y exhorta al ayuno y a la penitencia. Desde el púlpito el sacerdote pregunta y se pregunta: “¿Dónde encontraremos la verdad? ¿Dónde se empieza a buscarla?”. En este tiempo de cuaresma una mujer y su hija llegan al pueblo y abren una chocolatería… En el capítulo séptimo Caminos de reencuentro el papa Francisco nos dice: “Las grandes transformaciones no son fabricadas en escritorios o despachos. Entonces ‘cada uno juega un papel fundamental en un único proyecto creador, para escribir una nueva página de la historia, una página de esperanza, llena de paz, llena de reconciliación’ ” (n. 231).

 

27) La familia Bélier de Eric Lartigau (Francia, 2014, 105 min.)

Todos los miembros de la familia Bélier son sordomudos, excepto Paulla, de 16 años. Ella hace de intérprete para sus padres, especialmente en lo que respecta al funcionamiento de la granja familiar. El conflicto se da cuando Paula, alentada por su profesor de música, que ha descubierto su talento para el canto, piensa irse a estudiar. Con una buena mezcla de comedia y drama, con música y letras realmente conmovedodras, la película resalta valores familiares como el amor, la ternura, la comunicación y la ayuda mutua. En esta línea el papa Francisco nos dice: “En las familias todos contribuyen al proyecto común, todos trabajan por el bien común, pero sin anular al individuo; al contrario, lo sostienen, lo promueven. Se pelean, pero hay algo que no se mueve: ese lazo familiar. Las peleas de familias son reconciliaciones después. Las alegrías y las penas de cada uno son asumidas por todos. ¡Eso sí es ser familia!” (n. 230).

 

28) Los olvidados de Luis Buñuel (México, 1950, min.)

Esta película mexicana escrita y dirigida por Luis Buñuel ha sido nombrada Memoria del Mundo por la Unesco. La película se sitúa en la línea del neorrealismo italiano, con algunos toques surrealistas propios de Buñuel, y nos lleva de manera contundente y provocativa a los barrios marginales de la Ciudad de México. Éste es un clásico que no hay que dejar de ver. En la encíclica podemos leer algunos números sobre los pobres y olvidados que calan hondo: “Quienes pretenden pacificar a una sociedad no deben olvidar que la inequidad y la falta de un desarrollo humano integral no permiten generar paz. Cuando la sociedad –local, nacional o mundial- abandona en la periferia una parte de sí misma, no habrá programas políticos ni recursos policiales o de inteligencia que puedan asegurar indefinidamente la tranquilidad. Si hay que volver a empezar, siempre será desde los últimos” (235).

 

29) Pena de muerte de Tim Robbins (E.U., 1995, 122 min.)

Basada en el libro autobiográfico de la religiosa Helen Prejean, esta película nos adentra en el Pabellón de la Muerte donde un criminal espera su ejección y una religiosa lo acompaña espiritualmente. El peso del pecado, la pena, el perdón y la  misericordia son temas que son llevados a la pantalla con fuerza, dramatismo y compasión gracias a un buen guión y a la estupenda actuación de Susan Sarandon y Sean Penn. Sobre la pena de muerte nos dice el papa Francisco: “Hay otra manera de hacer desaperecer al otro, que no se dirige a países sino a personas. Es la pena de muerte. San Juan Pablo II declaró de manera clara y firme que esta es inadecuada en el ámbito moral y ya no es necesaria en el ámbito penal. No es posible pensar en una marcha atrás con respecto a esta postura. Hoy decimos con claridad que ‘la pena de muerte es inadmisible’ y la Iglesia se compromete con determinación para proponer que sea abolida en todo el mundo” (n. 263).

 

30) El Papa Francisco, un hombre de palabra de Wim Wenders (Suiza, 2018, 96 min.)

Estupendo documental que nos acerca al papa Francisco, a su trabajo pastoral cuando era obispo de Buenos Aires, a su palabra pronunciada en homilías y discursos, a su palabra enlazada con obras de cercanía con los pobres, a sus sueños y acciones para vivir el Evangelio desde el encuentro con Jesús. En una nota al pie de página el mismo papa Francisco hace referencia a esta película cuando nos dice: “Dios no mira con los ojos, Dios mira con el corazón. Y el amor de Dios es el mismo para cada persona sea de la religión que sea. Y si es ateo es el mismo amor. Cuando llegue el último día y exista la luz suficiente sobre la tierra para poder ver las cosas como son, ¡nos vamos a llevar cada sorpresa!” (n. 281). Miremos con el corazón, dejémonos mirar por Dios que también se comunica con nosotros a través de imágenes en movimiento.

 

* Sacerdote jesuita, mexicano, crítico de cine