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SIGNIS ALC

03 diciembre 2019

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Casa Crítica

Esperar con alegría: Películas para ver en el Adviento

Esperar con alegría: Películas para ver en el Adviento

“La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría” (No. 1 EG), con estas palabras comienza el Santo Padre Francisco su Exhortación Apostólica Evangelli Gaudium sobre el anuncio del Evangelio en el mundo actual. Con este espíritu quiero recomendar una serie de películas para ver en este tiempo de Adviento y descubrir en éstas lo que hay de buena noticia, de esperanza y alegría para nuestra vida.

 

Los Coristas de Christophe Barratier (Francia-Suiza, 2004, 96 min.)

Los coristas es una película que llega al corazón, que conmueve, que eleva el espíritu. Clémet Mathieu es un músico que llega como prefecto de disciplina a una escuela correccional: “El fondo del Estanque”. A quien  primero se encuentra es al pequeño Pepinot, quien espera con ansías que su padre venga a buscarlo. Pepinot no es el único niño que espera ser rescatado o salvado. Cada niño tiene su historia, sus sueños y anhelos… que Mathieu, haciendo honor a su nombre (Regalo de Dios), alimentará a través del canto. Muy sugerente es el villancico (El himno a la noche de Rameau) que cantan los niños: «La sombra que te acompaña es tan dulce, tan dulce es el concierto de tus voces cantando la esperanza… siente en medio de la noche, la ola de la esperanza, ansia de vivir, camino de la gloria”.

 

El Color del Paraíso de Majid Majidi (Irán, 1999, 90 min.)

El Color del Paraíso cuenta la historia de Mohammad, un niño ciego que busca y quiere tocar a Dios. Una película hecha con arte, con bellas imágenes y acertados diálogos que invitan a la reflexión. Mientras avanza la cinta podemos recordar a grandes místicos, incansables buscadores de Dios, como San Juan de la Cruz (“¿A dónde te escondiste, Amado mío y me dejaste con gemido?”) o San Ignacio de Loyola (“Buscar y encontrar a Dios en todas las cosas”). Cuando Mohammad llora por su ceguera y soledad, por no encontrar a Dios, recuerda las palabras de su maestro también invidente: “Dios no es visible está en todas partes, puedes sentirlo cerca, lo ves a través de la punta de los dedosUna película para ver y disfrutar en este tiempo de Adviento, tiempo de preparación y de espera en el Señor.

 

Que bello es vivir de Frank Capra (E.U., 1946, 130 min.)

¡Qué bello es vivir! es un clásico del cine norteamericano protagonizado por James Stewart y Donna Reed. Con claras referencias a Canción de Navidad de Charles Dickens es una película llena de valores humanos…  Esta película puede ayudarnos a reconocer a quienes han sido ángeles o mensajeros de Dios en nuestras vidas, a dar gracias a todas aquellas personas que nos han acompañado, sostenido, alentado en momentos oscuros y difíciles de la vida. En este tiempo de Adviento, acojamos con alegría y esperanza aquellas palabras dirigidas a los pastores de Belén y a toda la humanidad: “No teman, pues les anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: les ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor” (Lc 2, 10-11).

 

Koyla de Jan Sverák (Rep. Checa, 1996, 105 min.)

Louka es un músico que ha sido excluido de la orquesta de Praga por cuestiones políticas, se gana la vida tocando en funerales y reparando lápidas en el cementerio. El encuentro con Koyla, un simpático niño de 5 años, hijo de una joven rusa con quien Louka se casa a cambio de una buena suma de dinero, irá transformando y alegrando la vida de este músico venido a menos. El cartel de la película es muy original: un big close-up del rostro de Louka con los ojos cubiertos por las manos de Koyla: una invitación a la ternura y a la confianza. Que el visionado de esta película –contada con gracia, ternura y algo de ironía- nos ayude a descubrir, a reconocer y celebrar también cómo Dios hecho hombre, Niño recostado en un pesebre, nos trae tanta luz, alegría y esperanza.

 

Cambio de planes de Pedro Arango (España, 2011, 110 min.)

Unos días previos a la Navidad Manolo –un hombre de unos 40 años, distanciado de su esposa, con poca comunicación con sus hijos, con una vida más bien decadente y rutinaria- se encuentra con Antonio, un chico de 15 años con cáncer terminal. Antonio se sabe enfermo, que va morir; pero tiene mucha vida por dentro… y es la que quiere compartir y contagiar a todos. “¿Cómo andamos de fe?”, le cuestiona el chico a Manolo. Manolo es sincero con él: “Antes creía, pero ahora no”. Antonio con humor y sinceridad le dice: “Yo al revés: antes nada y ahora no tengo duda”. Cambio de planes es una bella y disfrutable historia que nos invita al cambio de actitudes, a vivir con alegría, a buscar a Dios ahí donde Él se nos quiera manifestar: en la sonrisa de un niño, en una mesa compartida, en un portal…

 

Mejor… Imposible de James J. Brooks (E.U., 1997, 138 min.)

Melvin (Jack Nicholson, excelente) es un escritor afamado, poco social, insensible a los problemas de los demás, lleno de manías y obsesiones. Escribe sobre la vida y el amor, pero rechaza a quienes pueden proporcionarle alguna experiencia real. La relación con su vecino Simon (Greg Kinnear) y, sobre todo con Carol (Helen Hunt), camarera que conoce sus manías y lo atiende como él desea en el restaurante, poco a poco le ayudarán a salir de sí, abrirse a la vida y a los demás, a ser compasivo, a ser mejor persona. La película está llena de humor e ironía y por supuesto puede ayudarnos a ver lo peor y mejor de cada uno y descubrir caminos de redención. Hermosa es la declaración de amor de Melvin a Carol: “Tú me haces querer ser mejor persona”.

 

El Octavo día de Jaco van Dormael (Francia-Bélgica, 1996, 104 min.)

Un hombre de negocios (Daniel Auteuil), con agenda llena pero con una vida personal y familiar más bien vacía, se topa en la carretera con un joven con síndrome de Down (Pascal Duquenne) que también tiene su historia. Juntos contarán los días y descubrirán todo lo que Dios ha creado y recreado para ellos. La película nos invita a hacer un alto en el camino, a revisar nuestros días con sus aciertos y desaciertos, a abrirnos a lo nuevo, a lo no explorado, a lo que suena imposible o ilógico como el “octavo día” de la semana. Una película que nos recuerda aquel poema del Eclesiastés: “Todo tiene su momento, y cada cosa su tiempo bajo el cielo: tiempo de nacer y tiempo de morir, tiempo de arrancar y tiempo de plantar… tiempo de llorar y tiempo de reír, tiempo de hacer duelo y tiempo de bailar” (Ecl 3, 1-4).

 

El jardín secreto de Agnieszka Holland (Reino Unido, 1993, 102 min.)

El jardin secreto nos cuenta la historia de Mary Lennox (Kate Maberley, encantadora) una niña de 10 años que tras quedar huérfana es enviada de la India al Reino Unido. Se hará cargo de ella su tío Lord Craven que vive con su hijo enfermo y una estricta ama de llaves Mrs. Medlock (Maggie Smith, estupenda) en una gran mansión. El ámbiente es ciertamente gris y decadente… pero Mary pronto empezará a descubrir los secretos que encierra un jardín oculto y misterioso. Una película para ver en familia y que por supuesto nos evoca aquel anuncio del ángel del Señor a unos pastores que pasaban la noche cuidando sus ovejas: “No teman, pues les anuncio una gran alegría, que lo será para ustedes y para todo el pueblo: Le ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es el Mesías, el Señor” (Lc 2, 10).

 

Lista de Espera de Juan Carlos Tabío (Cuba, 2000, 105 min.)

Con alguna semejanza a la película El ángel exterminador de Luis Buñuel (México, 1962, 93 min.), varias personas quedan varadas en una terminal en espera de un camión que los lleve a la Habana. El camión que los iba a llevar se descompuso y no saben cuándo llegará el otro. No pueden abandonar la terminal porque pierden su lugar. Pero, en esa espera, qué van a comer, dónde van a dormir si cae la noche, qué van hacer mientras llega el camión… son cuestiones que inquietan a cada uno de los pasajeros. Por supuesto la terminal es un microcosmos o la misma Cuba. Ahí están representados todos: niños, niñas, jóvenes, adultos; el profesionista, el burócrata, la ama de casa, la santera. Ahí están cada uno con sus verdades y mentiras, con su fe y desesperación, con sus gestos solidarios y egoísmos, con su creatividad, humor y esperanza.

 

La forma del agua de Guillermo del Toro (E.U., 2017, 123 min.)

“¡Dios no tiene miedo! ¡No tiene miedo! Él va siempre más allá de nuestros esquemas y no le teme a la periferias. Él mismo se hizo periferia (cf. Flp 2, 6-8; Jn 1, 14). Por eso, si nos atrevemos a llegar a las periferias, allí lo encontraremos, él ya estará allí. Jesús nos primerea en el corazón de aquel hermano, en su carne herida, en su vida oprimida, en su alma oscurecida. Él ya está allí” (Gaudete et exsultate no. 135), nos dice el Papa Francisco en su exhortación sobre la santidad en el mundo actual. La forma del agua -ganadora del Oscar a mejor película- es una historia fantástica de amor y redención que nos invita a no tener miedo, a ir más allá de lo conocido, a las periferias existenciales y encontrarnos con el otro: con aquel que no tiene voz, que está herido, que por una u otra razón es despreciado y oprimido, que se siente como pez fuera del agua.

 

Sergio Guzmán, S.J.