Por Blanca María Monzón*
A Chiara se la ha ubicado siempre dentro del entorno de San Francisco di Assisi, y aunque se la conoce por algunos milagros que se le han atribuido, respecto de su vida se sabe poco, salvo alguna biografía con datos icónicos.
Pero la verdad histórica de Santa Chiara tiene que ver con la revolución que ella genera dentro de la Iglesia y en consecuencia, en la sociedad de su tiempo.
Sin lugar a dudas (y pese a que esté lejos de ser una biografía), el filme homónimo de Susanna Nicchiarelli «Chiara» (ganador del Premio SIGNIS en el pasado Festival de Venecia) contribuye a dar cuenta de su esencia: una vida cristiana inspirada en su visión del evangelio y una total pertenencia a los principios profesados por Jesús.
La intensa amistad que la unió a San Francisco da cuenta de un sentimiento en común: una fe simple y pura basada en una elección de pobreza y entrega al otro.
De ese encuentro espiritual surge su revolución silenciosa contra algunas reglas de la Iglesia, que juegan a favor de su radical experiencia con respecto al rol que ocupan las mujeres cuando se encuentran unidas por un modo de ser y estar en el mundo, donde se destaca no solo la alegría de la vida en comunidad, sino, de poder ayudar al prójimo.
Esta es la historia de una mujer que quiso ser artífice de su propia vida y, para hacerlo, debió cuestionar las reglas de los eclesiásticos de su tiempo. Chiara fue la primera mujer en escribir una regla para las mujeres.
Con una relectura inédita de Santa Chiara, Susanna Nicchiarelli completa una trilogía dedicada a las figuras femeninas. Último capítulo luego de Nico, 1988 (2017) y Miss Marx (2020), a modo de una biografía crítica como un viaje en el tiempo, donde el pasado se refleja en el presente y este, en el pasado. Siempre a la búsqueda de figuras femeninas que históricamente han permanecido a la sombra de hombres reconocidos y admirados por la sociedad y por ellas mismas.
Tres mujeres, tres ocasiones, para poner en discusión el poder dominante. Tres hechos de la historia para usar la imaginación como una fuerza para entender este mundo que habitamos….. para poder cambiar.
Resulta difícil leer la importancia del discurso de Chiara escindido de los filmes precedentes de su directora, porque en todos hay un quiebre con la mimesis naturalista y una puesta en escena de la emancipación del cuerpo de la mujer a través de la música.
Nicchiarelli conjuga creatividad con pensamiento crítico y rigor histórico, con una perspectiva en extremo moderna.
Esta vez, la música original pertenece al Grupo Anónima Frottolisti (nacido en Assisi), el cual, desde hace muchos años, se dedica al estudio del repertorio musical del medioevo y del renacimiento.
Aunque se pueda sentir a Jesús (Christ Superstar) cuando escuchamos: “No quiero que las personas me vean de este modo, no quiero ser tratado como un santo”.
*Lic. en Filosofía y Letras, crítica de arte y cine y curadora de arte. Miembro de SIGNIS Argentina. Jurado SIGNIS en el 79º Festival de Cine de Venecia.